
Cuando se habla de cuidar un automóvil, muchos piensan en lavarlo, revisar las llantas o llenar el tanque. Pero hay un elemento invisible, silencioso y absolutamente vital para que el motor respire y funcione bien: el aceite. Sin él, la fricción entre piezas metálicas desgastaría el motor en minutos. Con él, todo fluye… literalmente.
En el mercado existen distintos tipos de aceites automotrices, y elegir el correcto no es sólo cuestión de marca, sino de comprender su composición, viscosidad y propósito.
Aceite mineral
Es el aceite “de toda la vida”, derivado directamente del refinamiento del petróleo.
Ventajas: Más económico, adecuado para motores antiguos o de baja exigencia.
Desventajas: Menor resistencia a altas temperaturas y a la oxidación; requiere cambios más frecuentes.
Uso ideal: Vehículos clásicos o de trabajo moderado.
Aceite sintético
El “premium” del mundo automotriz. Se fabrica mediante procesos químicos que logran moléculas uniformes, limpias y con aditivos especiales.
Ventajas: Mayor estabilidad térmica, mejor lubricación en frío y en calor, mayor vida útil.
Desventajas: Precio más elevado.
Uso ideal: Autos nuevos, de alto rendimiento o que operan en condiciones extremas.
Aceite semisintético
Un híbrido entre mineral y sintético, pensado para equilibrar costo y prestaciones.
Ventajas: Mejor desempeño que el mineral, más económico que el sintético puro.
Desventajas: Vida útil y protección intermedia.
Uso ideal: Vehículos de uso cotidiano que necesitan un poco más de protección sin pagar el costo total del sintético.
Aceites monogrado y multigrado
Aquí entra la viscosidad, medida por la SAE (Society of Automotive Engineers).
Monogrado: Mantiene la misma viscosidad en todo momento (ej. SAE 30). Hoy casi en desuso, excepto en motores muy específicos.
Multigrado: Diseñado para adaptarse a diferentes temperaturas (ej. 10W-40), lo que asegura buena lubricación tanto en arranques en frío como en alta temperatura.
Aceites para motores diésel
Tienen aditivos especiales para manejar el hollín y la suciedad típica de este tipo de combustión. Llevan especificaciones como API CI-4 o CK-4.
Ventajas: Mayor resistencia al desgaste.
Uso ideal: Camiones, pickups y vehículos diésel.
Aceites de alto kilometraje
Pensados para motores con más de 100,000 km, incluyen aditivos que reducen fugas y desgaste.
Ventajas: Mantienen sellos y juntas más flexibles, reducen consumo de aceite.
Uso ideal: Vehículos veteranos que aún tienen mucho camino por recorrer.
CONSEJOS PARA ELEGIR EL ACEITE CORRECTO
Sigue siempre el manual del fabricante: Indica el tipo y viscosidad exactos.
Considera el clima: En zonas frías conviene una viscosidad baja en frío (ej. 5W-30).
No mezcles aceites: Diferentes composiciones pueden reducir la efectividad.
Revisa el nivel regularmente: Incluso el mejor aceite no sirve si el motor está seco.
El aceite es mucho más que “ese líquido que se cambia cada cierto tiempo”. Es un componente clave que define la salud del motor y su longevidad.
Elegir bien es invertir en kilómetros tranquilos, no todos los aceites son iguales, busca productos que garanticen la seguridad y durabilidad de tu vehículo y la tuya.